miércoles, 16 de diciembre de 2009

Calabozos y dragones

“Habría sido difícil en el siglo pasado, cuando los anarquistas aceptaban gran parte de la visión marxista de la economía, ver el peligro que esconde en las tácticas y programas basado en una teoría general de la historia. De la “Ciudad de Dios” de San Agustin (base de una filosofía católica de la historia) a Torquemada, existe una línea de derivación directa: la misma lleva del materialismo dialéctico a los campos de concertación stalinianos. Quien se siente intérprete de la historia, como quien se cree inspirado por Dios, sacrifica la vida presente por la futura. Y no se puede sacrificar el presente de los hombres –que están vivos y aman a pesar de toda la vida- sin el más brutal ejercicio de la autoridad. Es ésta una de las verdades obvias que se comprenden concretamente sólo bajo el peso de la experiencia. A su luz se revela artificial el seudo-historicismo de la misión revolucionaria de las clases trabajadora y de otros mitos que no han sido más que ideas-fuerzas, es decir, en definitiva, ideas utilizadas como instrumentos de dominio”
Luce Fabbri. EL camino hacia un socialismo sin estado. 1952

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